Escrito por Caroline Miller en childmind.org
A medida que la crisis del COVID-19 continúa, hay una cosa a la que debemos estar muy atentos: la depresión, tanto en nuestros hijos como en nosotros mismos.
Sentirse deprimido en este momento de inactividad forzada y constante incertidumbre es inevitable, y la mayoría de nosotros estamos luchando por mantener una actitud positiva. Pero la depresión es más que sentirse triste o tener días malos. Un niño que parece estar atrapado en un estado de ánimo negativo, sintiéndose desesperado y sin poder disfrutar nada, puede tener depresión y puede necesitar ayuda para recuperarse.
La depresión es un trastorno que con mayor frecuencia comienza en la adolescencia, pero puede ocurrir en niños tan pequeños como en edad preescolar. Los niños que tienen antecedentes de depresión corren un riesgo particular durante estos tiempos estresantes, pero eventos perturbadores significativos, como la pandemia, también pueden desencadenar depresión en niños que no han mostrado ningún síntoma previamente.
Mark Reinecke, PhD, psicólogo clínico y director clínico del Child Mind Institute, del área de la Bahía de San Francisco, describe tres pasos que los padres deben tomar para proteger a los niños contra la depresión.
La depresión puede ser fácil de pasar por alto, especialmente en adolescentes, ya que los adolescentes a menudo están de mal humor. Pero con la tristeza y la irritabilidad comprensiblemente ampliadas durante esta crisis, las señales pueden ser aún más fáciles de pasar por alto para los miembros de la familia, incluso en los niños. Del mismo modo, los niños y adolescentes que tienen dificultades pueden no reconocer sus propios síntomas por lo que son.
Los síntomas de la depresión incluyen:
- Tristeza o irritabilidad inusuales y persistentes, incluso cuando las circunstancias cambian
- Pérdida de interés en actividades que alguna vez disfrutaron; sentimientos de anticipación reducidos
- Cambios en el peso
- Cambios en los patrones de sueño
- Pereza
- Autoevaluación negativa (“Soy feo. No soy bueno. Nunca haré amigos”.)
- Sentimientos de inutilidad, desesperanza
- Pensamientos o intentos de suicidio
Si varios de estos síntomas están presentes durante al menos dos semanas, pueden sugerir que hay depresión. “Si los ve, tome nota”, aconseja el Dr. Reinecke. “Si perduran, toma medidas”.
Con todos experimentando dificultades, puede ser difícil saber distinguir entre un niño que se siente triste, irritable o abrumado por la crisis (¿quién no lo está en este momento?) y un niño que se está hundiendo en la depresión. Las palabras claves, dice Rachel Busman, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute, son persistencia y severidad. “Si está triste hoy pero mañana está bien, eso para mí no es motivo de preocupación”, explica, “lo que es más preocupante es cuando persiste. Debes estar atento a los cambios en el sueño, el estado de ánimo, el apetito y cómo se involucra con las cosas en sentido general”.
Tome el tiempo para sentarse y explorar cómo están. Los niños pueden necesitar un poco de ayuda. Con tantas cosas sucediendo en el mundo, los niños mayores pueden preocuparse de que sus sentimientos no sean importantes, y los niños más pequeños pueden no tener las palabras para explicar lo que sienten. Encuentre un momento y, si es posible, un lugar donde no sea probable que lo interrumpan. Si tiene el hábito de chequear con sus hijos y saben que serán escuchados sin juzgarlos, es más probable que le hagan saber lo que está sucediendo.
Si un niño experimenta sentimientos de tristeza o depresión, tómese un tiempo para hablar sobre el por qué. Para ellos es fácil decir “el virus” y detenerse ahí. Pero alentar a su hijo a ser específico puede brindarles una idea más clara de lo que está sucediendo y de cómo puede ayudarlo. Por ejemplo: ¿Su hijo está teniendo dificultades con el aburrimiento o la pérdida de sus actividades habituales? ¿De la desilusión por eventos cancelados? ¿De sentirse aislado de sus amigos? ¿De las preocupaciones sobre el futuro o de los temores de que ellos o alguien a quien aman se enfermen o incluso mueran?
“Muy a menudo, los niños y adolescentes deprimidos, como los adultos, tienen pensamientos negativos sobre sí mismos, sus vidas, sus relaciones y su futuro”, señala el Dr. Reinecke. “Se sienten desesperados, indefensos y desanimados. Escuche y esté pendiente de estos pensamientos. Ayúdelos a aclarar qué piensan y cómo se sienten”.
Cuando los niños comparten, valide sus sentimientos escuchándolos sin juzgarlos y sin tratar de “arreglarlos”. Déjeles saber que los escucha (sin estar de acuerdo con lo que están diciendo) y que está allí para ayudarlos. Por ejemplo, “escucho eso. Eso suena muy duro. Te amo, lamento que te sientas tan triste”.
Tome medidas para involucrar y estimular a su hijo deprimido
Si le preocupa que su hijo esté cayendo en depresión, no se asuste. Hay cosas que puede hacer para ayudar en casa. Alentarlos a hacer cambios en su forma de pensar y en cómo manejan sus sentimientos puede ayudar a evitar una depresión grave antes de que empeore. Comience por ayudar a su hijo a:
- Mantenerse activo. Estimule a los niños a participar en actividades que les darán una sensación de logro, placer, diversión o conexión social todos los días. Hacer algo por los demás puede levantar el ánimo. La actividad en sí misma ayuda a proteger contra (y a veces a tratar) la depresión.
- Mantener un sentido de perspectiva. Las personas que experimentan depresión a menudo aumentan los problemas o solo prestan atención a la información negativa, descartando eventos y experiencias positivas. Ayude a su hijo a evitar exagerar u obsesionarse con lo mal que están las cosas en este momento. Como padres, ayuda si modela esto para sus hijos, evitando lo que los médicos llaman “visualizar lo catastrófico”: obsesionarse con cosas terribles que “podrían suceder” o sólo enfocarse en los peores resultados posibles.
- Tolerar la incertidumbre y la ambigüedad. Estos son tiempos inciertos. No hay garantías (aparte de que la pandemia terminará y que, en algún momento, volveremos a una vida un poco más normal). Las prácticas de conciencia plena pueden ayudar a su hijo a resistir la obsesión por las posibilidades aterradoras y aceptar la incertidumbre del momento. Usted puede ayudar expresando su confianza en que ellos pueden manejarlo.
- Desafíar los pensamientos negativos. Quedarse atascado en patrones de pensamiento negativos distorsionados o poco realistas puede contribuir a la depresión y hacer que los sentimientos dolorosos parezcan abrumadores. Esto puede ser especialmente difícil de combatir en este momento. Anime a su hijo a evaluar la evidencia de las cosas que lo molestan, por ejemplo, si siente que esto continuará para siempre y nunca volverá a ver a sus amigos. Repase los hechos: de manera realista, esto no durará para siempre. Entonces, ¿qué cosas podrían hacer para sentirse más conectados con los amigos mientras tanto?
- Hacer planes. Trabajen juntos para elaborar planes o actividades que los ayuden a sentirse más involucrados. Por ejemplo: si tomar una clase de baile en línea los ayudaría a hacer un ejercicio muy necesario, comience buscando clases interesantes en línea y haga un proyecto para crear un espacio de práctica. Si están aburridos, acuerde que ambos intentarán aprender una nueva habilidad, como tejer u hornear pan. O si simplemente extrañan socializar, estimúlelos a comenzar un grupo de libros vía FaceTime o haga una cita nocturna de Zoom para ver una miniserie con amigos. El acto de hacer planes, completar tareas divertidas y crear estrategias puede hacer que se sientan menos indefensos y desesperanzados.
- Tener nuevos objetivos. Cuando ha perdido algo valioso en su vida, como todos hemos hecho últimamente, es útil encontrar algo para reemplazarlo. Ayude a sus hijos a alcanzar nuevas metas. Si el campamento de verano no está sucediendo, ¿en qué más pueden concentrarse durante el verano? ¿Qué nueva habilidad pueden aprender que será beneficiosa cuando termine esta situación? ¿Qué pueden hacer para beneficiar a otros?
- Concentrarse en la gratitud. Anime a los niños a enumerar y reflexionar cada día sobre las cosas por las que se sienten agradecidos y las personas a las que deben agradecer. ¿Cómo pueden expresar esa gratitud?
Cómo buscar tratamiento
Si su hijo continúa mostrando síntomas de depresión, es importante obtener ayuda profesional. Hable con el pediatra o el médico de su hijo para obtener una referencia para un profesional en salud mental, o comuníquese directamente con un profesional de salud mental.
Hacer que los adolescentes reciban tratamiento para la depresión puede requerir persistencia porque a menudo se sienten desesperanzados, y pueden tener dificultades para creer que pueden mejorar. Pero el tratamiento realmente puede ayudar. Hay varios tipos diferentes de terapia y medicamentos que han demostrado ser efectivos para niños y adolescentes. (Obtenga más información sobre tratamientos para la depresión aquí.)
Otro desafío puede ser encontrar tratamiento, ya que la mayoría de los médicos no atienden pacientes en persona durante la crisis. Pero muchos han comenzado a ver a los pacientes a través de la telemedicina, en línea o por mensaje de texto o teléfono durante la crisis del coronavirus, y la terapia a través de la telemedicina también ha demostrado ser efectiva. (Obtenga más información sobre telemedicina aquí.)
Y si su hijo tiene pensamientos suicidas, es importante buscar atención de emergencia de inmediato. Si cree que su hijo o adolescente está suicida, puede llamar a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-888-628-9454 para ayuda en español y 1-800-273-8255 para ayuda en inglés, ó al 911 si hay una emergencia. No lo dude, el riesgo de suicidio en niños y adolescentes es real.
Durante estos tiempos estresantes, monitorear su propio bienestar mental es tan importante como estar alerta a las necesidades de sus hijos. Con todas las demandas competitivas de su tiempo, el cuidado personal puede parecer un lujo, pero no lo es. Su estado de ánimo afecta a toda su familia, por lo que prestarle la atención que necesita, y la ayuda profesional si la necesita, también es fundamental para la capacidad de recuperación que necesita para superar esta crisis.
Tomado de: childmind.org